Pazo de Vilane: uniendo continentes

Todos los que formamos parte de Pazo de Vilane hemos recibido con alegría e ilusión la visita de cuatro avicultores que viajaron desde Argentina y México. Gabriela y Andrés, de México; y Ana y Bernardo, de Argentina visitaron las instalaciones de Pazo de Vilane para conocer de cerca el proyecto avícola y analizar la posibilidad de replicar un modelo basado en la cría de gallinas en libertad.

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Fueron días intensos y con la riqueza que ofrece compartir experiencias de personas que viven en otros sitios del mundo. Con Gabriela y Andrés, Nuria y Juanpi, el jefe de Producción de Pazo de Vilane compartieron la XX edición de las Jornadas Profesionales de Avicultura que se celebraron en Sevilla y unos días más tarde, ya en Vilane, pudieron conocer las fincas en las que viven las gallinas en libertad y la nave de clasificación y envasado del huevo campero.

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Bernardo y Ana nos visitaron unos días más y pudieron ver cómo es el día a día en las granjas. “Vinimos de Argentina atraídos por esta empresa que creíamos que hacía las cosas que nosotros queríamos difundir, bien hechas y con conocimiento. Y en Vilane no solo encontramos una empresa profesional, seria y sustentable sino sensible socialmente. Por ello, nos llena de orgullo haber continuado nuestra capacitación, aunque sea una pequeña parte, en el Pazo de Vilane, en el corazón de Galicia, tierra que nos dio tanto, aportando manos e ideas que forjaron en gran medida nuestra forma de ser. Por si no lo habíamos dicho lo suficientemente: Nuria y Juanpi, ¡gracias!”, destacaba Bernardo, antes de regresar a Argentina.

Ana y Bernardo son un matrimonio de veterinarios avícolas estuadiando la posibilidad de emprender en Uruguay y con responsabilidades de asesoramiento a productores de huevo en Mendoza, Argentina. Allí, un alcalde les entregó una propuesta para el desarrollo de un proyecto de aves camperas destinado a un grupo de ex productores frutícolas familiares, y ante el desconocimiento del procedimiento y de la falta de regulación local, pensaron que en Pazo de Vilane podrían aprender las herramientas básicas para arrancar.

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“Encontramos lo que queríamos encontrar. Una familia productora que genera trabajo para otras familias rurales y que, gracias a ello, pueden permanecer en su lugar mostrando que la avicultura a escala intermedia es capaz de elaborar una red de contención social que evita la migración a las grandes ciudades, dando trabajo al sector más vulnerable como son los jóvenes y en particular, al menos en América Latina, las mujeres con capacitación técnica insuficiente. En nuestros países más del 50% de los hombres viven en grandes ciudades. Y son grandes en serio, despoblando el campo, disminuyendo la producción nacional, haciendo que se concentre en pocas manos y construyendo una enorme masa de manos improductivas que aprenden a pedir y son víctimas, cuando menos, de las políticas de turno que los usan para perpetuarse en el poder a cambio de subsidios permanentes que sirven para poco y humillan a todos. Por eso creemos en la avicultura familiar como una modesta herramienta de trabajo y anclaje a los orígenes”, relata Bernardo.

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Desde Pazo de Vilane, os agradecemos vuestra visita y el haber compartido vuestras experiencias de vida con nosotros. Estamos orgullosos de que nuestro proyecto se haya convertido en un punto de unión entre Europa y América. ¡Buen viaje y hasta la próxima!